05 DE MARZO DE 2021
EN SANTA ROSA DEL AGUARAY
Juzgado se traslada para escuchar a un niño
El Juzgado de la Niñez y la Adolescencia de Santa Rosa del Aguaray, a cargo de la abogada Mónica Duarte, se constituyó hasta San Vicente Pancholo, para dar atención en un proceso sobre medidas de protección a un niño con discapacidad fisica, dando cumplimiento a las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a personas con vulnerabilidad.
La jueza se constituyó en el domicilio del niño para cumplir con el mandato legal de oír al niño en todo proceso, habida cuenta que tiene la discapacidad mencionada y le resultaria difícil y oneroso llegar hasta el Juzgado, sumado a la dificultad económica.
La acción se produjo luego de que el Juzgado recibiera la denuncia por presunto maltrato que habría sufrido el niño y luego de estudios por parte de profesionales del equipo multidisciplinario de la oficina técnica forense, conformada por médico, psicólogo y asistente social, se fijó una audiencia al niño y se trasladó con el actuario para conocer la realidad.
En ese sentido, constató que el niño, además de usar silla de ruedas, acostumbra a bajarse al suelo, deslizarse para jugar al fútbol y realizar otra actividades que le permitían desarrollarse libremente sin necesidad de depender de otros y que le habrían causado raspaduras, pero que con una buena orientación de cuidado pueden evitarse daños físicos.
El juzgado así ha dado cumplimiento a las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia a personas con vulnerabilidad llegando hasta la casa de su propia familia, donde vive con su padre y abuelos, ubicada a más de 80 kilómetros del asiento de la sede judicial, disponiendo –con el apoyo del CODENI local– seguir el tratamiento médico, acorde a su situación, la orientación familiar para el cuidado del niño según su capacidad física y, asimismo, la incorporación al centro educativo que le facilite una educación inclusiva.
Es importante señalar que la situación sociocultural de la zona, la falta de caminos y medios de transporte, la dificultad económica, sumados a la situación de imposibilidad física, requieren que la Justicia pueda tener cierta empatía y sensibilidad y en este caso el niño pudo ser escuchado por la propia jueza del fuero que se trasladó a su domicilio.